miércoles, 20 de enero de 2010

Los haitianos también necesitan envases para agua


Puerto Príncipe huele mal, pero no por sus muertos, sino por el infortunio
Por: Yris Cuevas


Santo Domingo.- El pasado domingo tuve la oportunidad de recorrer las partes afectadas por el terremoto en Puerto Príncipe y creo que no hay una palabra que defina con exactitud el drama que están viviendo los haitianos, en esta ciudad del “infortunio”.
Es “desolación” y todo los derivados de esta frase, todavía el domingo en la mañana, tras cinco día del destructivo sismo , era muy limitada la ayuda, algunos negocios estaban abiertos, en los pequeños mercados la gente vendía lo que podía y muchos de aquellos que no resultaron afectados ofertaban refrescos, agua y uno que otro producto.
Un camión recolector de basura recogía varios muertos envueltos en sabanas viejas, mientras algunos haitianos corrían tapándose la nariz cuando pasaban por el montón de escombros, por el fuerte hedor, más que de los cuerpos tragados por la tierra, del infortunio que le ha tocado vivir al devastado país. Todavía no tenían mascarillas, el grupo de carismáticos cristianos con quien andaba, repartió algunas y botellitas de agua, por los alrededores del Palacio presidencial, claro no eran suficientes.
Durante el recorrido, advertí, dos camiones de la CAASD, repartiendo agua potable, no tenían seguridad, pero la gente se abastecía en calma. Sin embargo, auque hay agua suficiente ya que la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), a través del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados y como parte del programa de ayuda “Mano Amiga” ha dispuesto el envió de cuatro camiones cisternas, con capacidad de 3, 500 galones cada uno; así como un tanquero con capacidad de 10 mil galones de agua potable, lo que indica que hay capacidad para distribuir unos 23 mil galones diarios en Haití.
Pero pese a ese aporte, según comentó Wellington, un empleado de la CAASD, que esta dirigiendo el reparto, los haitianos carecen de envases para almacenar el agua lo que dificulta poder darles el agua, dice que muchas veces apenas llevan botellas pequeñas y tienen que estrechar la boquilla del tanque para que no se desperdicie.
Es bueno que entre los artículos que la gente esta donando, incluya galones y cualquier otro envase plástico que no genere peligro.
Me enteré por Martha Ortiz, gerente de Relaciones Públicas de la CAASD, que una vez hayan avanzado en la remoción de los escombros, la institución enviará técnicos y profesionales en las aéreas de Química, para ayudar a restablecer el sistema de agua potable.
Volviendo a Puerto Príncipe, aquí las plazas y zonas verdes se han convertido en las casa de miles de ciudadanos haitianos, estos han improvisado casas de campañas con trapos y sabanas viejas, también necesitan ese tipo de donación (sabanas, colchas, casas de campaña, etc).
Los que no fueron afectados directamente, también van de un lado a otro por las calles de Puerto Príncipe, nadie quiere dormir bajo techo por temor.
Ya había algunos equipos de rescate removiendo los escombros, pero se veía a muchos haitianos a manos pela, encima de edificaciones derrumbadas, tratando de levantar los fuertes trozos de paredes, en muchas partes acéfalas de varillas, con la esperanza de encontrar rastros de vida o por lo menos cadáveres de familiares para convencerse de que murieron.
Los niños y niñas, aunque ajenos a la realidad de su desgracia son ahora los más vulnerables, no solo requieren alimentación, sino atención médica y sicológica y protección de abusadores, también los ancianos.
Vi juntar fogones, pero no para cocinar, sino para quemar cuerpos en descomposición.
Algunos cuerpos, aunque envueltos, se podía advertir la angustia con que murieron, con los brazos abiertos, como pidiendo clemencia.
Pero la angustiosa realidad haitiana sólo se ha incrementado, a juzgar por las condiciones de los barrios que no fueron afectados por el terremoto, ya Haití era un desierto donde no hay agua potable, no hay higiene, las calles colmadas de basura y viejas casuchas a punto de caer, pero no por algún movimiento telúrico, sino más bien por la miseria.
En la carreta que conduce a la frontera con Jimaní, se veía trasladando a los herídos en vehículos tipo guaguas y camiones, sin ninguna condición, al parecer las ambulancias no han sido suficientes, aquí hay muchos diputados y dirigentes políticos que tienen ese tipo de servicio, que las envíen para allá.
En el hospital de Jimaní, muchos herídos tirados en los pasillos, el servicio se ofrece, pero el espacio es insuficiente.
Algunos aspectos positivos en medio del desastre:
La gran solidaridad de los dominicanos, pero también de muchos voluntarios de instituciones internacionales, en fortaleza de Jiminí, desde donde parten diariamente dos veces por día varios Convoy con ayuda, en las noches se puede ver a decenas de personas descansando un rato en pleno pavimento, pero satisfechos de poder ayudar.
El trabajo de los Comedores Económicos, no solo tienen que cocinar para miles de personas diario, también se arriesgan a llevarla, los dominicanos no han tenido miedo de entrar a Haití.
La Defensa Civil, increíble cómo han trabajado, cuando la situación esté calmada, creo que no habrá algo que pague ese esfuerzo, más que la satisfacción de poder ayudar ante esta desgracia humana.
La gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas que se han volcado a llevar ayuda.
El reconocimiento, aunque tímido de organismos internacionales hacia el Gobierno Dominicano.
El buen trabajo de los medios de comunicación dominicanos

Aspectos negativos:
El protagonismo de mucha gente que quiere ir a entregar ayuda sin la coordinación de los organismos correspondientes.

La mezquindad de muchas cadenas internacionales que no resaltan el trabajo del país.
Mucha gente que quiere aprovechar la situación para pedir en nombre de los afectados haitianos.
Otras personas aprovechan para subir los precios de los productos o servicios que ofrecen como en Jimaní que encontrar donde dormir es una odisea y hasta RD$500.00 pesos piden por una habitación sin ninguna comodidad.
El gobierno necesita difundir más las acciones que lleva a cabo para ayudar a Haití.
Los dueños de las rutas de guagua Jimaní Santo Domingo, que inconscientes son, por diez pesos son capaces de bajar a un haitiano que se sacrifica para viajar a Puerto Príncipe a saber de sus familiares.
Los puestos de guardia son más de diez de Jimaní, pero no trabajan coordinados.
Los haitianos que residen en el país deben integrarse de lleno a las labores de socorro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario