Santo Domingo.- Ser ateo parecía una rebeldía individualizada de pocos alcances, pero este modo de ver el mundo se organiza en el país y ya cuenta con unas 400 personas que abiertamente dicen que no creen en Dios. El grupo se reúne desde mayo pasado como la Asociación de Ateos Dominicanos (Ateodom), cuyo registro de nombre fue recientemente aprobado por la Oficina Nacional de la Propiedad Intelectual (Onapi), aunque funciona desde años antes, según cuenta su presidente, Quilvio Vásquez. Para los ateos, la Biblia, la Fe o la religión no son más que conceptos "vulgares" y "mentirosos", y por el contrario propugnan por el bienestar del hombre por el hombre mismo. A su modo de ver, todo cuanto posee el hombre, ha sido fruto de trabajo y esfuerzo, y no por misericordia divina. Vásquez, ideólogo del grupo, narra que se hizo ateo desde los 16 años, cuando las religiones no pudieron, a diferencia de la sicología, sanarle el peso de conciencia ante un penoso suceso en su vida. Los foros en internet que le permitieron entrar en contacto con personas de otros países de igual ideología, cultivaron en él su divorcio del cristianismo. Vásquez dice que desde hace unos diez años ha mantenido una posición pública de su pensamiento que manifiesta con escritos en algunos medios de comunicación. Ateodom se congrega en la casa de su presidente en la Urbanización Los Frailes, en Santo Domingo Este, pero como forma de llegar hasta los "creyentes", realizan encuentros en lugares públicos, que sean bien frecuentados por todo tipo de personas, según cuenta Daniel Ureña, tesorero de Ateodom. Por lo regular, los encuentros se hacen cada martes, y además de atender las cosas administrativas de la agrupación, se enfocan en el estudio de la Biblia. En la actualidad, el grupo aboga por una educación laica, donde no se impongan los preceptos de las religiones."Algo que me gustaría expresar es que la asociación de ateos está luchando por una sociedad más justa. En nuestra sociedad habrían más hospitales que iglesias, más escuelas que iglesias y los recursos de esa sociedad se emplearían para valorar más la vida, para enseñarle al ser humano que todos somos responsables de la sociedad en que vivimos", dice Vásquez. Perdonar no es una virtud, es un error"El ateísmo genera curiosidad y su presidente responde a algunas interrogantes.P. ¿Por qué estudiar la Biblia?R. Porque si hablamos con un religioso tenemos que tener los conocimientos para rebatirle. Pero leemos la Biblia como un libro de cualquier autor, como Shakespeare.P. ¿Y qué cosas han encontrado en la Biblia?R. La Biblia es un libro perverso desde el principio hasta el final. Ahí no hay nada bueno. Desde el comienzo hasta el final pretende desviar la naturaleza humana. Lo primero es que trata de convencerte de que eres un ser malo, tanto, que el supuesto creador se arrepiente de haberte creado. Y siempre busca el rechazo de ti mismo para perseguir un ideal que es Dios, pero hay tanta maldad en Dios que jamás tú podrías alcanzar la perfección del género humano.P. ¿Cuál es su ideología? R. Acabar con el pensamiento de que existe un Dios que nos dirige. A la persona la dirige ella misma. Y eso hizo que formáramos el grupo, porque entendía que no hay derecho para que alguien se moleste por que otro exprese su forma de pensar diferente. P. ¿Y cómo los recibe la gente?R. Con rechazo. Desde los vecinos, los amigos, las instituciones. Incluso Onapi cuando solicitamos el reconocimiento, nos respondieron que esa organización violaba los principios morales de la sociedad, eso porque toda religión pretende ser una guía moral, pero esa guía no depende de los convenios que hacen los hombres para convivir. P. ¿Existe condición para entrar a Ateodom?R. Aprender a usar la razón, eso es fundamental. Los escépticos dudan de todo, pero el ateo es totalmente diferente. Es una persona sin dioses. La palabra creer para nosotros no existe, lo cierto no está sujeto a dudas. La fe es una vulgar mentira, es una renuncia a la realidad. Otro requisito es la moral, que para ser parte de una sociedad tienes que tener ciertas reglas morales. Y por ello decimos que en una sociedad atea las relaciones de convivencia serían sanas, puras, elevadas en el amor, con el principio de compartir a su máxima expresión. Se basaría en la virtud humana. El cristianismo, en cambio, es una doctrina frustrante, llena de odio a sí mismo. Jesús era tan bárbaro que dice que en un minuto se puede borrar toda una vida de maldad. P. Pero el perdón es una virtud humana...R. No. La maldad no puede ser perdonada. Si tú le enseñas a todos que la maldad no puede ser perdonada, tendríamos una sociedad pura. El perdón no es una virtud, es un error.
De Tania Molina
Lo que dicen las Sagradas Escrituras (La Biblia): En la segunda epístola (carta) del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses, en su capítulo 2, versos 3 y 4, señala sobre la manifestación del hombre de pecado: "Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios".
Apostasía.- De Wikipedia, la enciclopedia libre.
Apostasía (lat. apostasĭa, y este del gr. ἀπoστασία) es la negación, renuncia o abjuración a la fe en una religión, así como la salida o abandono irregular de una orden religiosa o sacerdotal. También puede hacer referencia al clérigo que prescinde usualmente de su condición, incumpliendo así sus obligaciones clericales. Y, de modo más general, abandonar un partido para entrar en otro, o cambiar de opinión o doctrina.
En este sentido observamos una línea general de significado en todas las acepciones. Frente a la herejía, la apostasía supone un abandono o negación total de la doctrina original. Es decir, en lugar de negar un dogma o idea determinada se niega la doctrina completa. Por otro lado, mientras que el apóstata o el hereje niegan o modifican la doctrina, el pagano es aquel que nunca ha pertenecido formalmente a dicho conjunto doctrinal o a las instituciones que lo representan.
Hoy en día, la apostasía se reclama como derecho a constar como apóstata, o al menos a eliminar todo registro de pertenencia a un determinado grupo de creyentes y dejar de ser contado, a los efectos pertinentes, como miembro del grupo, sobre todo en aquellos casos en que la adscripción se produjo sin contar con la opinión del sujeto.
En este sentido observamos una línea general de significado en todas las acepciones. Frente a la herejía, la apostasía supone un abandono o negación total de la doctrina original. Es decir, en lugar de negar un dogma o idea determinada se niega la doctrina completa. Por otro lado, mientras que el apóstata o el hereje niegan o modifican la doctrina, el pagano es aquel que nunca ha pertenecido formalmente a dicho conjunto doctrinal o a las instituciones que lo representan.
Hoy en día, la apostasía se reclama como derecho a constar como apóstata, o al menos a eliminar todo registro de pertenencia a un determinado grupo de creyentes y dejar de ser contado, a los efectos pertinentes, como miembro del grupo, sobre todo en aquellos casos en que la adscripción se produjo sin contar con la opinión del sujeto.
Origen.-
La palabra tiene su origen en dos términos griegos: απο (apo), "fuera de" y στασις (stasis), "colocarse". Por tanto parece no haber sufrido grandes cambios en su significado desde su nacimiento. Sólo queda, por consiguiente, analizar el uso de la palabra en los distintos contextos.
En Documentos de la Iglesia Católica.
Encontramos referencias al término apostasía en el Catecismo de la Iglesia Católica, entre las que destaca el número 817, en el que se describe como una ruptura que lesiona la unidad de la Iglesia, junto con la herejía y el cisma (es una palabra que significa división, discordia o desavenencia entre los individuos de una misma comunidad). La Iglesia lo considera un pecado de extrema gravedad, pues no rechaza un dogma de fe concreto, como es el caso de la herejía, sino que rechaza voluntariamente la fe cristiana por completo.
El propio Catecismo, en el número 2089, lo incluye entre los pecados contra la virtud de la fe: La incredulidad es el menosprecio de la verdad revelada o el rechazo voluntario de prestarle asentimiento. Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos.
La definición de apostasía se encuentra en el Código de Derecho Canónico, canon 751: Apostasía es el rechazo total de la fe cristiana. Como delito, en el canon 1041.2 se establece que la apostasía implica por sí misma la inadecuación para la ordenación sacerdotal.
Es posible la defección de la Iglesia Católica por «un acto formal» (cánones 1086 y 1124 del Código de Derecho Canónico). La naturaleza de tal acto está explicada claramente en la carta circular 10279/2006 del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos a los Presidentes de las Conferencias Episcopales. El acto debe implicar: a) la decisión interna de salir de la Iglesia Católica por un acto de apostasía, herejía o cisma; b) la actuación y manifestación externa de esta decisión; c) la recepción por la autoridad eclesiástica competente de la decisión.
Sin este acto formal de defección de la Iglesia Católica, nadie queda excluido de ella, ni siquiera por los actos más graves de infidelidad: "la herejía formal o (menos aún) herejía material, el cisma y la apostasía no constituyen a solas un acto formal de defección, si no son concretizados externamente y si no son manifestados en la debida manera a la autoridad eclesiástica".
La excomunión, en cambio, es una pena medicinal (canon 1312 del Código de Derecho Canónico), una medida que tiene por fin la conversión, no a la exclusión. Por eso sólo inhabilita para tomar parte de lleno en las actividades de la comunidad.
Con o sin apostasía (o siendo ésta formal o informal), debido al carácter sacramental del bautismo, según la Iglesia católica aún los apóstatas permanecen bautizados y no pueden, en caso de arrepentimiento, ser nuevamente bautizados. Como efecto del bautismo, son considerados del redil de la Iglesia, aunque en rebeldía; pero no fuera de la Iglesia.
En otras religiones. En general y desde un punto de vista religioso, las distintas religiones consideran la apostasía un acto de vicio, una corrupción de la virtud de la piedad, en el sentido de que, al fallar ésta, la apostasía es su consecuencia.
En concreto, la apostasía del Islam es objeto de controversia, pues mientras que para muchos musulmanes, sobre todo desde una perspectiva rigurosa, es condenable con la pena de muerte según la Sharia o ley islámica, aplicable en varios países; para otros no debe ser castigada.
Por otro lado la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sostiene que la apostasía bíblica se refiere a una época del hombre, asociada al oscurantismo.
La palabra tiene su origen en dos términos griegos: απο (apo), "fuera de" y στασις (stasis), "colocarse". Por tanto parece no haber sufrido grandes cambios en su significado desde su nacimiento. Sólo queda, por consiguiente, analizar el uso de la palabra en los distintos contextos.
En Documentos de la Iglesia Católica.
Encontramos referencias al término apostasía en el Catecismo de la Iglesia Católica, entre las que destaca el número 817, en el que se describe como una ruptura que lesiona la unidad de la Iglesia, junto con la herejía y el cisma (es una palabra que significa división, discordia o desavenencia entre los individuos de una misma comunidad). La Iglesia lo considera un pecado de extrema gravedad, pues no rechaza un dogma de fe concreto, como es el caso de la herejía, sino que rechaza voluntariamente la fe cristiana por completo.
El propio Catecismo, en el número 2089, lo incluye entre los pecados contra la virtud de la fe: La incredulidad es el menosprecio de la verdad revelada o el rechazo voluntario de prestarle asentimiento. Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasía es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos.
La definición de apostasía se encuentra en el Código de Derecho Canónico, canon 751: Apostasía es el rechazo total de la fe cristiana. Como delito, en el canon 1041.2 se establece que la apostasía implica por sí misma la inadecuación para la ordenación sacerdotal.
Es posible la defección de la Iglesia Católica por «un acto formal» (cánones 1086 y 1124 del Código de Derecho Canónico). La naturaleza de tal acto está explicada claramente en la carta circular 10279/2006 del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos a los Presidentes de las Conferencias Episcopales. El acto debe implicar: a) la decisión interna de salir de la Iglesia Católica por un acto de apostasía, herejía o cisma; b) la actuación y manifestación externa de esta decisión; c) la recepción por la autoridad eclesiástica competente de la decisión.
Sin este acto formal de defección de la Iglesia Católica, nadie queda excluido de ella, ni siquiera por los actos más graves de infidelidad: "la herejía formal o (menos aún) herejía material, el cisma y la apostasía no constituyen a solas un acto formal de defección, si no son concretizados externamente y si no son manifestados en la debida manera a la autoridad eclesiástica".
La excomunión, en cambio, es una pena medicinal (canon 1312 del Código de Derecho Canónico), una medida que tiene por fin la conversión, no a la exclusión. Por eso sólo inhabilita para tomar parte de lleno en las actividades de la comunidad.
Con o sin apostasía (o siendo ésta formal o informal), debido al carácter sacramental del bautismo, según la Iglesia católica aún los apóstatas permanecen bautizados y no pueden, en caso de arrepentimiento, ser nuevamente bautizados. Como efecto del bautismo, son considerados del redil de la Iglesia, aunque en rebeldía; pero no fuera de la Iglesia.
En otras religiones. En general y desde un punto de vista religioso, las distintas religiones consideran la apostasía un acto de vicio, una corrupción de la virtud de la piedad, en el sentido de que, al fallar ésta, la apostasía es su consecuencia.
En concreto, la apostasía del Islam es objeto de controversia, pues mientras que para muchos musulmanes, sobre todo desde una perspectiva rigurosa, es condenable con la pena de muerte según la Sharia o ley islámica, aplicable en varios países; para otros no debe ser castigada.
Por otro lado la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sostiene que la apostasía bíblica se refiere a una época del hombre, asociada al oscurantismo.
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